Los momentos de máxima tensión continúan en Brasilia mientras la Policía intenta disuadir a los manifestantes que intentaron propiciar un golpe de Estado. Hasta el momento, ya recuperaron el control en las 3 instituciones de los Poderes y detuvieron a, al menos, 150 personas.
Eran las 15 de este domingo cuando miles de militantes afines a Jair Bolsonaro se congregaron frente al Congreso, el Palacio Presidencial y la Corte Suprema de Brasil para encabezar marchas en reclamo de la reciente asunción de Lula da Silva, el socialista que se impuso por una estrechísima diferencia al liberal.
No obstante, no pasaron ni minutos que los manifestantes comenzaron a agredir a las fuerzas públicas del orden, logrando avanzar hacia el interior y ejecutar la toma de los principales edificios de los 3 Poderes del Estado: Legislativo (Congreso), Ejecutivo (Palacio), y Judicial (Corte Suprema).
Esto desencadenó la condena por parte de varias figuras políticas tanto nacionales como internacionales. Fue tal la magnitud del conflicto que el mismísimo Lula, que se encontraba en Araraquara (San Pablo) evaluando los daños de las intensas lluvias, decretó la intervención federal de las fuerzas de seguridad en Brasilia.
Fue entonces cuando comenzó la represión: se vivieron intensos enfrentamientos entre los efectivos y los militantes, que se defendieron armados con palos. No obstante, las fuerzas de seguridad lograron recuperar el control del Congreso, del Palacio Presidencial y de la Corte Suprema.
Durante el arduo operativo, al menos 150 personas quedaron detenidas. Cabe destacar que Lula sentenció que «estos vándalos fascistas pagarán con todo el peso de la ley».