Cristina Fernández de Kirchner inauguró las deliberaciones de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana en el Centro Cultural Kirchner.
Ante 75 eurodiputados y 75 representantes de los parlamentos de América Latina y el Caribe, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró este mediodía las deliberaciones de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
El primero en tomar la palabra fue Oscar Darío Pérez Pineda, miembro de la Cámara de Representantes de Colombia y co-presidente por el componente latinoamericano.
«Es como ser telonero de Los Beatles«, bromeó a su turno el eurodiputado y co-presidente del organismo por el componente europeo, Javi López, al arrancar su discurso y en referencia a Cristina. «Prometo ser breve», aseguró a la multitud que espera por la palabra de la vicepresidenta.
A la típica expectativa que suele despertar la palabra de la ex presidenta, se suma el marco de fuerte interna que atraviesa la coalición gobernante. Al hablar de su concepción del poder en la actualidad, Cristina deslizó durante su discurso en el CCK, con cierta ironía, duras críticas hacia la gestión en la Casa Rosada. El Frente de Todos, que encabeza el presidente, Alberto Fernández, no oculta hace rato sus diferencias sobre la política económica, cuestionada desde el kirchnerismo y ratificada esta semana por el ministro de Economía, Martin Guzmán. De hecho, se especula con cambios en el gabinete nacional luego de Semana Santa.
Aunque, al tomar la palabra, Cristina se enfocó en pensar el rol del Estado en la apertura de la sesión plenaria de EuroLat. Recordó que la última vez que estuvo allí, en el CCK, fue cuando lo inauguró en 2015. «Muchos presidentes ya vinieron pero a nosotros que lo inauguramos no nos había tocado aún, ya era hora», arrancó Cristina sobre su presencia «en este magnífico centro cultural».
Cristina, sobre el neoliberalismo y el Estado de bienestar
«La pandemia ha trastocado vidas, gobiernos y el planeta entero. Acentuó trágicamente la desigualdad. Mientras el neoliberalismo sigue hablando del mérito y el individualismo, la pandemia ha venido a demostrar una vez más la importancia del Estado de bienestar», aseguro la vicepresidenta.
«Aún en grandes tragedias podemos sacar cosas que nos sirven», razonó Cristina y propuso pensar «qué Estado queremos».
«El capitalismo se ha mostrado como el sistema más eficaz para la producción de bienes y servicios, desde las proteínas hasta la tecnología», reconoció pero se preguntó por el rol del Estado que este sistema económico propone: el de «ser libre y si no tenes trabajo es porque no te lo mereces».
«Alguien se preguntó qué hubiera pasado si el Estado no hubiera intervenido en la pandemia para acceder a las vacunas, para hacer hospitales», cuestionó Cristina.
«Que alguien siga afirmando que el Estado no es importante o definitorio en la vida de las personas o es un necio o es un cínico. Y que los hay los hay», afirmó y generó inmediatamente aplauzos de los presentes.
«Las desigualdades no nacen por un orden natural, son el producto de las decisiones políticas o de la falta de la decisiones políticas», sentenció.
«¿Nuestro Poder Ejecutivo cuánto representa del poder?, en el sentido de cuando alguien toma una decisión y esa decisión se puede aplicar y es respetada por el conjunto de la sociedad. Porque eso es el poder», explicó Cristina.
«Debemos pensar qué tipo de Estado necesitamos, qué tipo de ingeniería nueva que nos permita actuar. Hoy el Estado tiene tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial. Esta organización institucional era antes el poder», remarcó.
Y entonces, insisitó en pensar «cuánto representan del poder nuestros parlamentos, nuestros Ejecutivos, nuestro Poder Judicial, tantas veces cooptado por factores económicos».
«Actualmente, que te pongan una banda y te den el bastón (presidencial) un poquito es el poder. Créanme, lo digo por experiencia, el poder se genera hoy por afuera de nuestras instituciones», apuntó y remató en clara alusión a la interna en el Frente de Todos y al presidente Alberto Fernández. «Y ni te cuento si además (desde el Ejecutivo) no se hacen las cosas que hay que hacer».
«Lo que hoy existe es la insatisfacción de las democracias. Donde la gente se termina enojando con los políticos. Deberíamos repensar la organización institucional. Aún estamos a tiempo», planteó.
«No puede ser que cuando viene la pandemia el Estado sirva para atender los problemas de salud y luego, cuando quiere regular en el marco económico, no pueda hacerlo», se quejó Cristina.
«No vale así, como dicen los chicos, así no juego más», graficó Cristina.
«Si cuando el poder económico nos necesitó, el Estado pagó salarios, dio créditos, perdonó impuestos y demás, entonces ahora cuando se los necesita no es justo que no ayuden», sostuvo.
Cristina, sobre Malvinas y el «doble estándar» de las potencias
«Que nos atengamos al derecho internacional y a las resoluciones de las Naciones Unidas es una gran idea que no se aplica y que el mundo requiere», analizó Cristina en otro tramo de su discurso en clara alusión a las grandes potencias que hoy reclaman repudiar la invasión de Rusia en Ucrania pero no opinan respecto a la ocupación de las islas Malvinas argentinas.
Y agregó: «De los cinco países que conforman el Consejo de Seguridad con silla permanente y derecho a veto, todos -salvo China- en algún momento no han respetado las normas del derecho internacional. Hemos denunciado el doble estándar de las potencias que se creen por encima de los países y no respetan el derecho internacional. La ocupación por la fuerza de Malvinas encuentra el Reino Unido apoyado por otras potencias que, cuando no les conviene apoyar una invasión, la rechaza, y, cuando les conviene porque son sus aliados, está todo bien».