Tras Semana Santa, vuelven a aumentar los combustibles en Santiago

Tras Semana Santa, vuelven a aumentar los combustibles en Santiago

La actualización de los impuestos a los combustibles , implica un incremento del 34,8% en el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), acumulando así un aumento del 376,61%.

Con el cambio de mes, los argentinos se enfrentan a un nuevo golpe en sus bolsillos: el aumento en los precios de la nafta y el gasoil. Esta subida, que se espera afecte a los consumidores a partir del 1° de abril, se atribuye principalmente a ajustes impositivos y a la volatilidad del mercado internacional, en un contexto de alta inflación y caída de la actividad económica.

La actualización de los impuestos a los combustibles, que estaba congelada desde febrero, implica un incremento del 34,8% en el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), acumulando así un aumento del 376,61% desde el comienzo del año. Esta medida busca una recaudación tributaria anual cercana a los 3.000 millones de dólares, o el 0,5% del Producto Interno Bruto (PIB), como parte de un esfuerzo más amplio por alcanzar un ajuste fiscal del 10% este año, según lo establecido por el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo.

El impacto de estos ajustes se traduce en un aumento nominal de los impuestos a la nafta de $29,96 y de $20,39 al gasoil en todo el país. Sin embargo, la región patagónica se mantiene exenta de estos tributos debido a su condición de productora de recursos petroleros.

En la Ciudad de Buenos Aires, el impacto varía según el tipo de combustible, con aumentos que oscilan entre el 3,7% para la nafta súper y el 1,9% para el diésel premium.

A pesar de este incremento, el cuarto en lo que va del año, los precios de los combustibles habían comenzado a desacelerarse respecto a la inflación desde febrero, luego de una rápida recomposición tras las elecciones de noviembre.

El Gobierno, a través del Ministerio de Economía, ha dado instrucciones al sector energético para moderar los aumentos con el objetivo de consolidar la tendencia a la baja de la inflación mensual. Sin embargo, a mediano y largo plazo, se planea una liberalización casi total del mercado de combustibles, permitiendo que los refinadores adquieran petróleo a precios internacionales, reflejando así los costos reales en los precios al consumidor.

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