El modelo en cuestión es un Boeing 757-256, con capacidad para 39 pasajeros. Se pagarán alrededor de USD 22.300.000 y se entregará como parte de pago el actual avión presidencial, parado desde 2015.
“La decisión política está tomada, ahora falta saber de dónde sale el dinero”, aseveran desde Casa Rosada. A pesar del altísimo costo político que implica, el presidente Alberto Fernández decidió reactivar la compra de un nuevo avión presidencial, un tema que no se pudo resolver durante la gestión de Mauricio Macri ni en los primeros tres años del actual gobierno. El posible reemplazante del Tango 01 ya fue elegido hace varios meses. Se trata de un un Boeing 757-256, con capacidad para 39 pasajeros. Para quedarse con ese avión, el Gobierno deberá depositar USD 22.300.000 y entregar el viejo Tango 01, valuado en casi USD 3 millones.
La compra, en caso de concretarse, se hará a través de una licitación internacional en manos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), un organismo que depende de Naciones Unidas. El proceso arrancó a comienzos de este año y tuvo varias idas y vueltas por las crisis dentro del Gobierno. De hecho, la OACI preguntó en más de una ocasión si seguía vigente el interés.
El pasado octubre, se venció uno de los plazos previstos por la OACI. Desde entonces, el vendedor del avión podía buscar otro comprador. Todavía no apareció. Por eso el Gobierno volvió a la carga.
Al regreso de la gira por Francia e Indonesia, Alberto Fernández tomó la decisión, tal como anticipó el diario Clarín. “Se dio cuenta que lo van cuestionar siempre por este tema, si alquilamos también hay críticas permanentes”, admitió un funcionario con despacho en la Casa Rosada. Aunque la decisión coincidió con el grave episodio de salud que sufrió el Presidente, no habría una vinculación directa. “Es la excusa perfecta, si hubieran tenido un avión presidencial no hubiera cambiado nada”, agregó una fuente del mercado aeronáutico.
Tras la decisión política, la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Julio Vitobello, le mandó una nota reservada al Ministerio de Economía para que analice una forma de financiamiento. No hay muchas opciones: será con financiamiento externo o con fondos del Tesoro Nacional.
El costo del avión, como se mencionó anteriormente, es de USD 22.300.000. A eso hay que se sumarle el valor del Tango 01, valuado en USD 2,8 millones según el último informe del Tribunal de Tasaciones. En total son más de USD 25 millones.
Para cerrar la operación de manera exitosa, el Gobierno debería hacer un depósito en una cuenta de la OACI. En principio, sería una sola transferencia. Está casi descartada la opción de pagarlo en cuotas. Luego de eso se firma el contrato y el último paso es la inspección pre compra (PPI). “No es un tema menor, en ese tipo de inspecciones pueden aparecer sorpresas”, advirtió una fuente del mercado aeronáutico.
Ya hubo otras inspecciones previas. En junio, una comitiva integrada por equipos técnicos de la OACI y de Presidencia viajó a Sarasota (Estados Unidos) para revisar la aeronave. Luego de ese viaje, los expertos recomendaron avanzar.
El avión elegido, un Boeing 757-256 identificado con la matrícula N7575AG, tiene capacidad para 39 pasajeros, un dormitorio principal con todas las comodidades, y otros dos dormitorios de visitas que se pueden adaptar como salas de reuniones. A diferencia del Tango 01, puede volar sin escalas hasta Europa o Estados Unidos.
Desde el punto de vista técnico, los expertos de Presidencia aseguran que es un avión fabricado en 2000 (el Tango 01 es de 1992), que tiene winglets (aletas que se sitúan en la punta del ala y reducen el consumo de combustible), y que tiene un sistema de iluminación y de humidificación de la cabina más moderno de lo requerido.
“Es un avión de excelentes cualidades operativas por su gran velocidad, techo de servicio, autonomía, potencia, fuselaje medio, lo que permite una correcta distribución de los ambientes necesarios para el traslado presidencial. Al poseer tren de aterrizaje alto y gran potencia propulsora tiene la flexibilidad de poder operar en la mayoría de aeropuertos del país como en el exterior. A esto se debe sumar que el personal técnico que realiza el mantenimiento aeronáutico en Presidencia de la Nación, posee más de 25 años de experiencia en este modelo de aeronave”, detalla un informe técnico preparado por el Gobierno.
Pese a la intervención de la OACI, en el mercado de aviones cuestionan la aparición de una empresa intermediaria. Tal como reveló Infobae en julio, la aeronave está a nombre de Validus Aviation LLC, pero en la licitación aparece C&L Aviation Group, una empresa con sede en Maine (Estados Unidos) que tiene un poder para venderla.
En el Gobierno insisten que el Presidente, el actual o su sucesor, “no puede seguir viajando en las condiciones actuales”. De hecho, Alberto Fernández usará ese avión apenas unos meses. El pliego estipula un plazo de 30 días para empezar a volar desde el depósito, aunque solo la inspección suele demorar ese tiempo. “El avión elegido tiene una vida útil de más de 30 años”, expresó un funcionario.