El Presidente condenó el negacionismo sobre los crímenes de la dictadura militar

El Presidente condenó el negacionismo sobre los crímenes de la dictadura militar

«Me da vergüenza», aseguró Alberto Fernández, al encabezar el acto por el Día Nacional de la Memoria, en el que se entregaron los legajos reparados de ocho miembros de la comunidad científica detenidos desaparecidos a sus familiares y allegados.

 

El Presidente Alberto Fernández afirmó este jueves que el 24 de marzo de 1976 la Argentina “comenzó a vivir una tragedia con un nivel de crueldad inimaginable” con un régimen militar que actuó “con impudicia”.

La última dictadura cívico militar “fue impiadosa con los opositores porque le temieron al pensamiento que conducía a construir una sociedad más justa”, añadió el mandatario al encabezar un acto en homenaje a los científicos y trabajadores desaparecidos del Conicet durante la última dictadura cívico militar, en la jornada en la que se conmemora el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Fernández aseguró además que le “da vergüenza el negacionismo” que expresan algunos sobre los crímenes cometidos por la última cívico dictadura, y aseguró que en el campo popular “no hay diferencias” a la hora de condenar el terrorismo de Estado.

«La búsqueda de Justicia es un imperativo moral», afirmó el Presidente en la jornada en la que se conmemora el 46 aniversario del último golpe de Estado que sufrió el país. Y le agradeció a las Madres de Plaza de Mayo «por la lucha que dieron contra la impunidad».

Acompañado por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y la presidenta de Conicet, Ana María Franchi, el Presidente realiza un reconocimiento a aquellos miembros del organismo que fueron cesanteados, exonerados o dados de baja, y debieron exiliarse del país; y además se entregarán los legajos reparados de ocho miembros del Conicet que fueron detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.

El acto se realiza en el auditorio del Centro Cultural de la Ciencia (C3), ubicado en la calle Godoy Cruz 2280 del barrio porteño de Palermo.

La ceremonia cuenta además con la presencia de la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Ángela «Lita» Paolín de Boitano; la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida; y la intervención de referentes del organismo.

Sobre la ceremonia

Durante la ceremonia, se realizará la reparación de legajos de ochos trabajadores detenidos desaparecidos durante la dictadura, que se desempeñaban en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) al momento de su desaparición: Alicia Graciela Cardoso, Dante Guede, Roberto Luis López Avramo, Liliana Élida Galletti, Mario Oreste Galuppo, Federico Gerardo Lüdden Lehmann, Manuel Ramón Saavedra, y Martín Toursarkissian.

También se difundirá la publicación de un informe técnico del Conicet sobre las víctimas del terrorismo de Estado pertenecientes a ese organismo y se colocará una placa recordatoria de los investigadores desaparecidos.

Además, junto al Ministerio de Ciencia, el Conicet presentará un cortometraje que difunde el trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo para hallar el denominado índice de abuelidad, es decir la fórmula estadística que, a partir de material genético, establece con una precisión indubitada la probabilidad de parentesco entre una abuela y su nieto o nieta; y la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos, según adelantó Filmus.

Homenaje a las Abuelas

Días atrás, el Ministerio de Ciencia y el Conicet homenajearon a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y le entregaron una placa conmemorativa.

Durante ese homenaje, Filmus afirmó que «la ciencia es imprescindible en un país que quiere avanzar, que se quiere desarrollar, que quiere tener un tipo de crecimiento especial, que brinda igualdad de posibilidades para todas y todos» y adelantó sobre la placa que se colocará este miércoles: «Poder tener esa placa va a ser un acto de reparación, un acto de justicia».

En tanto, en el acto de este miércoles, y «con el compromiso en la defensa y protección de los derechos humanos», se entregarán los legajos reparados y reconstruidos a los familiares y allegados de ocho miembros de la comunidad del organismo que fueron detenidos, desaparecidos o asesinados como víctimas del terrorismo de Estado.

La reparación de los legajos fue una medida establecida por el decreto 1199/2012, que dispone la inscripción de la condición de detenido-desaparecido en los legajos de los trabajadores que revistaban como agentes de la Administración Pública Nacional.

Centenas de trabajadores y trabajadoras se vieron obligados a renunciar debido a la persecución ideológica, al secuestro o desaparición durante la última dictadura, a lo que se le sumó la elaboración de legajos paralelos instrumentados por las máximas autoridades que en ese momento conducían las diferentes instituciones.

Desde el INTI

Este martes, en tanto, en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se realizó la entrega del legajo reparado a los familiares de María del Carmen Artero de Jurkiewicz donde consta que la verdadera causa de interrupción de la relación laboral en 1978 fue la desaparición forzada.

«La reparación histórica del legajo de mi madre es un acto de justicia que corre un velo de mentira y es devolverle la identidad no sólo para ella sino para todos los trabajadores de INTI», enfatizó emocionado Pablo Jurkiewicz, hijo de María del Carmen Artero de Jurkiewicz, que era secretaria en el INTI Química, militante montonera y compañera del padre Carlos Mugica.

El evento estuvo encabezado por el presidente del instituto, Ruben Geneyro, con la participación de autoridades nacionales, familiares, amigas, amigos y compañeros.

El 11 de octubre de 1978 María del Carmen fue detenida por un grupo de tareas y llevada al «Olimpo», centro de tortura donde también estuvieron detenidos Alfredo Giorgi y Mario Villani, también del INTI. Al momento de su secuestro tenía 43 años y fue trasladada junto a su hija Cristina, que en ese momento tenía 18 años, y su nieto de 2 meses.

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